Atardecer de otoño; y una farola.
El sol duerme y no ha salido.
Despierta la gaviota volando bajo
y se siente el murmullo allí vivido.
Se embravecen las olas: y me detengo,
caminando en soledad...sigo,
una barca detiene su marcha
(y extiendo las redes del olvido).
La brisa fresca me acompaña:
veo al mar danzar; su marejada.
¡Y un silbato de lejos qué me asombra!
Me abraza el salitre de las olas,
entre sueño y nostalgia me reanimo,
voy adentrando a mí ser: ¡ya no estoy sola!
Mary Judith Gularte · Uruguay
marygularte[arroba]hotmail[punto]com
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