Para publicar poemas y leer a los mejores poetas contemporáneos recomiendo Poematrix

martes, enero 19, 2010

Compañías nocturnas y solitarias · Sharvelt Kattán

¿Una brisa, una caricia
y en la pista una pareja
se vuelve a enamorar?
Maldita Vecindad y los Hijos del 5to patio

I

Se atavía, como cada viernes de cada semana:
el pelo suelto marcando su contorno como un fondo superpuesto,
algo que se deja caer delicadamente detrás de una vitrina.
Por maquillaje: un tenue labial únicamente,
para convertirse en otra,
oculta del rostro anónimo de los bares, pasar
inadvertida de las angustiosas luces de la pista.

Hoy no divaga, no espera.
Empuja dentro de su armario largos vestidos coloridos,
arcoíris de quien no tuvo horizonte dónde cobijarse.
Escoge al azar un apretado jean norteamericano,
made in pelileo, que la abrace en su cadera de mujer desventurada,
y un oscuro top envolviendo pobremente sus pechos.

Sale sin rumbo de su casa, escuchando la seca
voz del aire susurrar levemente el nocturno rumor de agosto.
Observa distraída al tísico perro
orinándose la vida como siempre en algún poste.
Toma un taxi, se aleja.

II

Está cansado de caminar por las mismas avenidas,
tugurios y escondrijos de putas, brujos y ladrones;
soportándose socialmente él mismo y a los demás.
Con la parsimonia del vencido se deja arrastrar
entre aceras donde la luna pinta de plata la luz de los faroles.

Irónicamente no huye hacia las calles, busca
refugio en un antro, cualquier antro; llámese pub, bar o
discoteca de a dos reales.
Entra con inseguridad en una más bien aniñada mientras
sus ojos escudriñan cazadores la presa de la noche,
las orejas y el rabo de la faena.

Y ella se perfila real a su mirada: suave como la deseaban sus manos,
tentadora como la esperaba su condición de hijo de la noche.
Mendigo de amores efímeros y sin respuestas,
ruega en sus adentros que no, y que si era
fuera la última que iba a ser.

III

Ella se desliza entre sus brazos, acompasando
el ritmo de los pasos confusos,
pares de cuatro pies que se mueven mecánicamente
entre ellos y la salida.

Él sostiene el cuerpo contra el suelo para aguantar las ganas
de dejarse caer sobre su labios en
un choque tectónico de arrebato y deseo reproducido,
desenlace de la paz y antesala al terremoto humano
en una desconocida habitación cualquiera.

Ambosdós saben que hoy es diferente:
no habrá flores ni bombones, eso ya no se usa.
No protagonizarán tampoco la telenovela de las ocho,
con romance, lágrima y final feliz incorporado.

Simplemente se escudriñan silenciosos el cuerpo ahora pegado,
y huyen su mirada a la del otro,
primitiva intuición de escape inmediato en yermo
terreno baldío.

IV

Tienta indeciso los muslos de la joven mientras los minutos
se desvanecen contra la muralla de complicidad que los envuelve,
prisioneros de la excitación, de la incertidumbre de
aquello que pudo haber sido y no es.
Percibe a sus agradecidos dedos deslizarse hacia arriba
en suave oleaje progresivo y nota los labios-mariposa de ella
posándose sobre la flor de su mejilla;
de golpe se detiene, como invadido por esa tragicómica
sensación que todos buscan, esa que los músicos, poetas y locos
profesan como mantra obligatorio.

Y todo se convierte en oscuridad y silencio,
más silencio que la noche.

Ella lo mira a los ojos, entendiendo que así debe ser,
se aferra al último minuto que le queda:
recuerda marcos de fotos rodeando sus rostros felices,
cartas sin destinatario que hablaban de él,
flores ya marchitas, momentos irrepetibles del
amor pasado aún no marchito,
de todos esos anhelos, sueños y sosiegos.

V

La besa con ternura y se marcha sin mirarla nuevamente.

Minutos después ella, rumbo a su casa, intranquila y satisfecha sabe
que mañana, en el colegio, el romance detenido hace algún tiempo
no será el mismo, pero valdrá la pena empezar de nuevo,
lejos de las angustiosas luces de la pista,
de los pares de cuatro pies, de los marcos encerrando para siempre
las fotografías, de la novela de las ocho con final feliz incorporado.

Sharvelt Kattán
http://poderdelverbo.blogspot.com

No hay comentarios: