Tu ilusión
se diluye en lágrimas,
que me abandonan,
igual que has hecho tú...
Como una diosa,
indiferente y pagana,
azotas mis sueños
con el vendaval de tu huida,
los azotas y los arrastras,
dejándolos abandonados a su suerte
en medio de esta borrascosa soledad...
Y yo, inocente y confuso mortal,
sacrifico tu olvido en mi recuerdo
y me dedico humildemente a adorarte,
entregándote como ofrenda cada noche
mi inútil y gastada tristeza,
que vive llorando el vacío
de lo que no volverá...
Juan Leandro Alzugaray
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