¡Qué escandaloso eres tú, bichejo!
cómo en timbradas tuerces las gargantas
cómo en silencios míos te atragantas
que mientras más te acerco, más te alejo.
Cuando en primera instancia te bosquejo
para pulsar tus teclas, -unas cuantas-,
suelo encontrar a veces que me espantas
cuando en tu gris pantalla me reflejo.
Porque se torna esclavo mi esqueleto
y tu ser radioactivo me envenena
al jugar con tu "send" y tu alfabeto.
Esa memoria tuya me es ajena
como así para vos, este soneto
que a mi mirada fría te condena.
Carlos Julio, 15-oct-2007
2 comentarios:
Honor que me haces compadre. Gracias.
Bendiciones
Carlos Julio
De nada Carlos el honor es mío. Un poema muy bien hecho y muy ameno.
Saludos,
Beto
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