Regalo para mi madre · Sonia Schiavoni

A ti quiero llegar, hermosa rosa blanca,
que intacta te mantienes en mi desnudo huerto.
A ti quiero llegar y arrodillar mi alma,
en el altar divino que guardas en tu pecho.

A ti quiero llegar, como el sol llega al alba,
encendiendo la tierra de dorados destellos,
y si en tus oídos sientes que un pájaro te canta,
soy yo, que desde lejos, te susurro mis versos.

Porque es lindo cantar, si mi canto te nombra,
porque en ti esta el prodigio de las cosas más bellas.
Puedo llamarte diosa, o simplemente madre,
porque en ti se hace carne la ternura perfecta.

Si busco en ese mundo tan tuyo que es la infancia,
allí te encuentro firme, amansando alegrías,
dibujando jardines de ingenuas primaveras
en la inquietud serena de mis días de niña.

Si busco en ese limbo que fue la adolescencia,
azucarando el llanto, la caricia y el beso
La tímida ternura colgada de tus ojos
haciendo malabares para inventarme un sueño.

Y si hoy quiero encontrarte, no hace falta mi grito.
Tu estás, siempre has estado sintiéndome crecer.
Y si hoy no soy más niña, aún más te necesito
porque la vida duele y en ti encuentro la fe.

Hermosa rosa blanca y autora de mis días,
tu vida es poesía que dice sin hablar.
Mi vida se hará verso para inventar la estrofa
más sublime y eterna que te pueda igualar.

Sonia Schiavoni · Argentina