Pronto volveré, ignorante un hijo a su Madre le decía.
Voy a los Estados Unidos a hacer dinero
y sacarte de está porquería...
La madre con los ojos llorosos,
presintiendo que nunca lo vería,
tristemente le dice: “Que Dios te bendiga”.
Sola esta Madre quedó
y la historia aquí no terminó,
eso pasó hace ¡cuarenta años y quince días!
Hoy, la viejita se encuentra en un hospital de ancianos,
haciendo canastillas y guarda con ella
la esperanza que su unigénito vuelva un día.
Soy portadora de esta historia para que la mediten conmigo.
Si alguno de ustedes a olvidado a su madre,
búsquela antes de que la mate el frío y el olvido.
Esmeralda Martínez Alfaro · Canadá
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